Archivo por meses: junio 2016

REFLEXION : EL ARCA DE JACINTO

«Quince días de furioso temporal….
»Llueve…. el aguacero arrecia y golpea con furia los techos de zinc.
»Se han paralizado todos los trabajos de la hacienda. Los hombres dormitan el día entero acurrucados en sus camastros, o se agrupan en los corredores, muy encogidos, envueltos en sus gangoches y cobijas, y conversan….
»—Esto va pa’ largo, ¿saben? Y los ríos se van a botar ajuera…
»Jacinto se entretiene contando cuentos, que arregla a su manera…. Los muchachos… pasan las horas pendientes de los labios de Jacinto que, acurrucado sobre un banco, arrollado hasta las orejas en su cobija colorada,… va hilvanando sus fantasías…
»—¿Por ónde iba? Ah, sí, güeno… Entonces Tatica Dios le dijo a su pariente: “Así es que ya sabés, Nué: lloverá cuarenta mil días y cuarenta mil noches, contadas con la mano. Te hacés el Arca y te me metés allí con sólo una pareja’e cada animal. ¡Cuidao con la cuenta!”… Y el hombre Güeno y Justo contrató a todos los carpinteros de la vecindá y’hicieron un Arca’e puro cedro amargo, que era como un barco grandísimo, como todas estas casas juntas. Y ya comenzaron a llegar, una tras de la otra, todas las parejas de animales habidos y por haber: hormiguitas, caballos, tigres, liones, elefantes….
»—Yo que Nué hubiera dejao a los [insetos] malos por fuera, pa que se’hogaran —apunta uno de los oyentes.
»—¡Ahí sí que no! Esos jueron los primeros que entraron. El Hombre Güeno y Justo no podía matar a sus nigüitas, ni sus piojitos, ni sus pulguitas, ni sus alepaticos…
»Ríe el auditorio y se rascan algunos como si estuvieran tirados en sus camastros soportando, como siempre, a los [insectos] que el Hombre Bueno y Justo se empeñó en salvar.»1
«Y en ese tono continúa la historia en labios de Jacinto, uno de los hermanos marimberos, que ameniza las largas horas de interminable temporal —comenta el doctor Víctor Manuel Arroyo en su prólogo a Gentes y gentecillas, que es la segunda novela del popular autor costarricense Carlos Luis Fallas—. Dios pierde en el relato la terrible imagen de juez inmisericorde que algunos chantajistas han forjado, para humanizarse, usando el habla popular y haciendo buenos chistes. Es un Dios que está más cerca de nosotros, indudablemente.»2
El doctor Arroyo tiene toda la razón. En su relato Carlos Luis Fallas humaniza a Dios en el contexto más difícil: el diluvio con el que castiga por su impiedad a la humanidad entera. Pero conste que ese mismo Dios, que prometió no volver a castigarnos con un diluvio,3 se humanizó Él mismo más de dos mil años después.4 Al hacerse hombre nos mostró que quiere estar más cerca de nosotros, y al morir en la cruz por nuestra impiedad nos mostró que no vino como Juez sin misericordia sino como Salvador compasivo.5 Y para completar, nos dejó constancia de todo esto en el Nuevo Testamento, que se escribió en el habla popular de aquel entonces.

REFLEXION : PRESIONADO A DISCRIMINAR A AMIGOS

«He empezado a asistir a una iglesia cristiana, y me gusta lo que se enseña y las actividades que se organizan. Sin embargo, tengo amistades que cultivé mucho tiempo antes que hacen cosas que contradicen lo que la iglesia recomienda…. No considero que [esos amigos] sean malas personas. De hecho, los aprecio mucho, y en muchas ocasiones ellos y sus familias me han mostrado mucho cariño, lealtad y aprecio. No quiero alejarlos de mí, y sin embargo siento como si estuviera presionado a discriminarlos porque no llevan una vida cristiana…. He podido observar que creen en Dios, pero sin formar parte de ningún grupo cristiano. No sé qué hacer.»
Este es el consejo que le dio mi esposa:
«Estimado amigo:
»La palabra cristiano significa muchas cosas diferentes para muchas personas diferentes, así que cuando usted dice que asiste a una iglesia cristiana, cada una de esas personas se formará una idea diferente de lo que usted quiere decir con eso. Millones de personas alrededor del mundo asisten a iglesias que tienen imágenes de Cristo y cruces en sus altares, así que a ellas el hecho de que usted asista a una iglesia cristiana no les parecería que exigiera nada al extremo de abandonar a sus amigos. Además, todo el mundo conoce al menos a una persona que asiste a la iglesia y sin embargo miente, engaña y carece de integridad. Por eso el asistir a una iglesia, aunque sea cristiana, no es más que una tradición para algunos y pertenecer a un club social para otros. Amigos que creen en Dios encajan perfectamente en ese tipo de actividad religiosa, ya sea que asistan o no a una iglesia.
»Sin embargo, para usted ha llegado a ser más que una tradición o que el pertenecer a un club. Usted está aprendiendo las enseñanzas de Jesucristo y ha decidido ponerlas en práctica en su vida diaria. Como resultado, ha comenzado a preguntarse si sus amigos de antaño tal vez sean una influencia negativa que afecte la decisión que ha tomado de cultivar una relación personal con Cristo. ¿Comprenderán esos amigos que las creencias cristianas que usted ahora sostiene han cambiado su forma de pensar y su estilo de vida?
»Cuando Jesús anduvo en este mundo, se hizo amigo de pecadores que eran marginados por la sociedad mientras que trataba con desdén a los líderes religiosos que estaban más interesados en las reglas de su religión que en las relaciones con los demás. De modo que, si somos seguidores de Cristo, trataremos de seguir su ejemplo. Eso quiere decir que tendremos amigos que no siguen las enseñanzas de Cristo, siempre y cuando sepan lo que creemos, respeten nuestras decisiones y no traten de ejercer influencia sobre nosotros con el fin de que abandonemos nuestras normas de conducta. Sin embargo, también debemos seguir el ejemplo de Cristo de dar a conocer el evangelio a cada uno de nuestros amigos….»

REFLEXION: «DE VERAS ME AMABA»

—No tomes esa foto —advirtió Lawrence Collier—; es peligroso.
Lawrence, un joven australiano, conocía esa reserva y conocía la ferocidad de las fieras.
—Pero son leones mansos y, además, está permitido —le contestó la muchacha, despreocupada.
La joven, Judith Damien, también australiana, era amiga de Lawrence. Se habían conocido en Australia, y había un interés más que de amigos entre ellos. Los dos habían ido como turistas a la reserva de Masai Mara en Nairobi, Kenia.
La joven preparó su cámara, e iba acercándose a una de las fieras cuando, de repente, los leones se abalanzaron sobre ella. Todo ocurrió en un instante.
Lawrence, que vio todo desde el vehículo, saltó en medio e interpuso su cuerpo entre ella y los leones. La pareja de felinos hizo presa de él, matándolo en el acto. Judith, aterrorizada, logró ponerse a salvo a pesar de estar herida.
Esa tarde, de vuelta al campamento, Judith dijo: «Él puso su vida por la mía. Nunca me dijo claramente que me amaba. Ahora sí sé que de veras me amaba.»
No hay como una tragedia para revelar quiénes son nuestros verdaderos amigos. El dolor, la agonía, la calamidad, revelan quiénes son las personas que de veras nos estiman. La calamidad ahuyenta a los distantes, pero acerca a los que nos aprecian. Es una especie de ley muda pero cierta. La tragedia, el accidente, la enfermedad, la muerte de un ser querido, tienen su manera de atraer a nuestro lado aquellos que son, de veras, nuestros amigos.
Esto nos lleva a hacer la pregunta: ¿Cuánto amor tuvo que tener Jesucristo para impulsarlo a entregar su vida en la cruz por nosotros, el género humano? Cristo mismo da la respuesta: «Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos» (Juan 15:13).
Todo amor se prueba con los hechos. Palabritas dulces las hay a montones, y el infame seductor sabe usarlas bien. Pero una cosa es el amor genuino, y otra, los hechos que lo comprueban.
Jesús expuso y dio ejemplo de la doctrina del amor verdadero. Él mismo, por amor, dio su vida por nosotros. Su amor fue perfecto, y se materializó en un sacrificio perfecto.
Jesús probó su amor hacia nosotros tomando nuestro lugar en la cruz. ¿Qué podemos nosotros darle a Él? Podemos corresponder a su amor. Podemos decirle: «Gracias, Señor, por lo que hiciste por mí. Mi vida es tuya para siempre.»

REFLEXION «FOTOS… HACIENDO COSAS INDECOROSAS»

«Mi novia me engañó, y encontré fotos de ella con él, haciendo cosas indecorosas. Pero ella no sabía que yo tenía dichas fotografías, y lo que hice fue subirlas a la Internet [para] que todos vieran eso, [incluso] sus compañeros de clase. Le hice daño… y ahora me arrepiento.»
Este es el consejo que le dio mi esposa:
«Estimado amigo:
»La Internet es una herramienta maravillosa que ha enriquecido nuestras vidas, pero también puede ser un arma destructiva capaz de herir al inocente y a la vez al culpable. A usted lo hirió el engaño de su novia,  y quiso que ella sintiera algo del dolor que usted estaba sufriendo. Así que logró su objetivo mediante el uso de la Internet. Pero tal como lo descubren la mayoría de las personas, la venganza no fue tan placentera como usted pensó que sería.
»Nunca puede borrarse de la mente lo que aparece en la Internet. Claro que puede quitar las fotos, pero el daño ya está hecho. Las imágenes produjeron reacciones en cada una de las personas que las vieron, y sin duda es por esas reacciones que usted ahora lamenta lo que hizo….
»El apóstol Pablo enseñó: “No paguen a nadie mal por mal. Procuren hacer lo bueno delante de todos.”1 “Delante de todos” quiere decir que todos los demás estarán al tanto de lo que hacemos. Sin embargo, la Internet hace que sea posible hacer lo malo sin que nadie jamás se entere de quién lo hizo.
»Los blogs y los sitios en la Internet a veces se crean de manera anónima con el fin de difamar a personas y organizaciones. Las redes sociales dan refugio a delincuentes y pedófilos que acechan a los inocentes y a los incautos mediante identidades falsas. Y los adolescentes malogran la reputación de sus amigos al publicar fotos e información comprometedoras, todo sin revelar su propia identidad.
»Por supuesto que debe pedirle perdón a su ex novia por lo que usted hizo, pero es posible que ella no esté dispuesta a perdonarlo. ¿Qué puede hacer usted, entonces, para aliviar su conciencia, que con razón lo está acusando? Confiésele su pecado a Dios, y pídale que lo perdone. Si usted es sincero, y si de veras está arrepentido, Él lo perdonará. Su Hijo Jesucristo murió a fin de llevar el castigo por lo que usted hizo, así que usted no tiene que afrontar el castigo eterno que merece por su pecado.
»Sea un ejemplo de bondad, honradez e integridad. Quien es íntegro hace lo correcto aun cuando nadie lo esté observando. Haga lo debido cuando la gente puede verlo, y haga lo debido cuando la gente no puede verlo…. Tarde o temprano el recuerdo de este triste episodio desaparecerá, pero su recién cultivada integridad y relación con Cristo lo acompañarán de aquí en adelante.»
Con eso termina lo que recomienda Linda, mi esposa.